(Videos) Inés Chaves: la niña que nos enseñó a amar la marimba

Un año después de su partida, el folclor nacional la sigue extrañando y los reconocimientos a su legado artístico no cesan.

¿Por qué en su familia la bautizaron “Nechita”?, ¿Cuáles fueron sus gustos y músicos favoritos?

Su jefe y director durante muchos años en el Colegio México, Elmer Villalobos, aseguró que Inesita transformó el concepto de la enseñanza de la música.

Podría ser ahora la medianoche y aún ella estaría ensayando las canciones que incluiría el “chivo” (presentación en el argot artístico) del día siguiente.

Bien sabía que tendría que levantarse a las 5 am, porque daba clases a las 7 am, fuera en su querida Unidad Pedagógica República de México (Escuela y Colegio) o durante algunos años en el Liceo José Joaquín Vargas Calvo, en donde décadas antes había sacado la secundaria.

Eligió como su instrumento quizá uno de los de mayor dimensión y complicados de proteger y trasladar a otro país, pero si hubiera tenido oportunidad de tocar en el último confín del planeta, hasta allí hubiera llevado su pasión por la marimba, símbolo de la riqueza tradicional costarricense y también conocida como el piano de América.

 

En su agenda del 2024 estaban giras a Bulgaria, Belgrado (Serbia), Lituania, Estonia y Letonia. Eso al menos hasta el 24 de febrero, día en que el Rey Celestial la convocó para que emprendiera el Vuelo Supremo y mostrara en el cielo su tenacidad y don artístico.

Pero del famoso poema de Julián Marchena, Inesita solo quiso la mitad que hablaba de la vida, porque hasta sus últimas horas todo lo hizo con intensidad y sin descanso: viajes, paseos, talleres, ensayos, paseos familiares, citas médicas, clases de idiomas y cocina, y hasta hacer un poco de política, actividad que solo en su época de juventud le llamó un tiempo la atención.

En este artículo, La Reacción rinde homenaje a una querida artista popular que sembró en sus cientos de estudiantes la pasión por el instrumento musical costarricense, al cual siempre le agradeció haberle permitido conocer el mundo y servir al país desde las aulas o en los escenarios internacionales a donde la invitaron a mostrar su talento.

Limón: su amor eterno

Inés Sofía Chaves Cambronero nació el 19 de octubre de 1962, en Puerto Limón, tierra que siempre amó y que la llenaba volver por cualquier motivo, aunque fuera sin más compañía física que la brisa caribeña.

Pese a recorrer casi todos los continentes, no hubo momento que disfrutara más que meterse al mar junto a su hermana, Ileana, en las playas de Puerto Viejo o Cahuita.

Sus padres fueron Inés Cambronero Arce y Jorge Chaves Prado, en un hogar con seis hermanos más: Jorge, Mario, IleanaEduardo, Paul y Danilo. Ella fue la quinta de los siete y desde la partida física de sus padres, pasó a ocupar ese rol en un hogar de quien se preocupa todo el tiempo de si sus hermanos (y luego sus sobrinos y cuñadas) estaban bien o si sufrían algún problema.

Su inclinación por la música fue evidente desde muy joven, al punto de que, según relató su hermano Mario Alberto Chaves durante un homenaje que le organizó la Municipalidad de Montes de Oca, una vez en el colegio se escapó de clases para participar en un concurso de canto que se realizó en el famoso Black Star Line, en el corazón de Puerto Limón.

La futura marimbista alcanzó el primer lugar con el tema Eres tú, del grupo español Mocedades, quizá su grupo internacional preferido a lo largo de la vida.

Nadie de la familia supo que ella se había inscrito hasta que retornó con el trofeo como ganadora, así como con un LP (Long Play) del vocalista y líder del grupo nacional Vía Libre, Fernando Castro, quien al cabo de los años se constituyó en uno de sus artistas nacionales favoritos.

Cuando la familia se trasladó a San José (Lourdes de Montes de Oca), ingresó a la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica y alcanzó dos bachilleratos, uno en Ciencias Musicales y otro en Educación Musical. Fue también presidenta de la Asociación de Estudiantes de Artes Musicales.

Ya trabajando como docente en la Escuela México, con festivales (como el Festival Estudiantil de Las Artes), clubes, talleres, ensayos y actos cívicos, y con giras y festivales en el exterior, Inesita amplió sus estudios con una licenciatura en la Universidad Nacional, con un Trabajo Final de Graduación acerca de las versiones históricas de la entrada de la marimba a Costa Rica.

Quien escribe entregó la versión final de su investigación a la Escuela de Música, en Heredia, mientras ella representada orgullosamente al país en algún festival internacional.

En el 2017 afrontó una delicada operación del corazón, pero su disciplina por el estudio no encontró freno y, ya jubilada, se graduó con honores de Administración Educativa, en la Universidad Libre de Costa Rica, ULICORI, a pesar de que por un tiempo debió poner en pausa los estudios por la pandemia.

Es posible que por su sólida formación universitaria, Inesita llegara a ser la más académica de las marimbistas del país, aunque ella repetía que “músico es el que toca”, para expresar que músico no era la persona que profería un discurso sobre cómo leer música, interpretar o componer, sino el que sabía responder, rápidamente, a las circunstancias de la ejecución instrumental o del canto.

Entró a trabajar muy joven, en 1987, con el apoyo del director de la Escuela México, Elmer Villalobos Yannarella, quien vislumbró en ella un enorme potencial y una profesional que él mismo calificó como “infatigable e inclaudicable hasta lograr sus metas”.

A pesar de las miles de “millas extras” en las aulas, un día tuvo que afrontar la mala noticia del cierre de sus grupos en el que, hasta entonces, había sido su único trabajo: la Escuela México.

Angustiada, pero siempre buscando soluciones, en el año 2009, empezó a trabajar en el Liceo José Joaquín Vargas Calvo, donde su paso fue corto, porque dos años después retornó a su querida Escuela México. A ella, finalmente, le dedicó cerca de 25 años de su vida.

Conjuntos y composiciones

Prácticamente desde sus inicios, su vida de docente la combinó con la participación en muchos grupos musicales, durante mucho tiempo de manera simultánea.

La lista incluye, al menos. dieciocho agrupaciones: La Cuadrilla (su grupo), Asociación de Cultura Popular Costarricense Guipipía, Grupo Boca Calles, Siwó Agrupación Folclórica, Nachivirí, Organización Folclórica Kamuk, Grupo Raíces Ticas, Orquesta Folclórica de Costa Rica, Alegórico Paraiseño, Compañía de Danza Folclórica Chirripó, Compañía Folclórica Guaitil, Grupo Folclórico Pacuare Duchí, Marimba Flor Josefina, Las ticas del swing, Los brujos del sabor, Orquesta Descarga Latina, Mi Linda Costa Rica e Inspiraciones Costarricenses.

Su legado artístico quedó plasmado en varias producciones. Inició en 1993 con un casete llamado Marimba y un año después con otro denominado Mi linda Costa Rica. Luego, hasta el año 2021, publicó cinco discos compactos, siempre enfocados en resaltar la identidad y el folclor nacional. El último, con su agrupación La Cuadrilla, Suena Marimba, estuvo nominado para los premios Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM).

Siempre tuvo claro que su instrumento predilecto era la marimba, pero en los últimos años desarrolló un disfrute especial por la ejecución del bajo eléctrico, con el cual incursionó en ritmos como la salsa y el swing en agrupaciones con mucha proyección, como Descarga Latina, Los Brujos del Sabor, Agrupación APÚ y Las Ticas del Swing, éste último integrado solo por mujeres.

Entre sus composiciones originales más importantes destacan Tambito de Agua (con frecuencia interpretaba por varios grupos), Pasillo Doña Inés (dedicado a su mamá) y Remembranzas de Limón.

Su casa siempre estuvo llena de música e instrumentos y “su salón” fue un espacio en donde solían reunirse los miembros de los grupos a ensayar y luego a compartir un café. Nunca le negó el préstamo de un instrumento a un colega que lo requiriera, sin pensar en su valor ni en el riesgo de que pudiera no devolverlo.

Así era Inesita

Más allá de lo artístico, Inesita fue una persona que se prodigó en afecto y amor por los demás, y en particular hacia su familia. No era de hablar mucho ni de aceptar muchas bromas, pero sí de mucha determinación y cuando algo la conseguía hacer reír, solía darle un mal de risa que le duraba un gran rato.

A través de los años, se forjó como una mujer estudiosa, disciplinada, luchadora, previsora y solidaria. Aunque no tuvo hijos biológicos, sus alumnos y sobrinos fueron sus hijos. De hecho, aunque trabajó con músicos “ya hechos”, con quienes más amó tocar fue con niños, en quienes volcaba su vocación, servicio y amor.

Su hermano mayor, el periodista Jorge Luis Chaves, dijo que los principales atributos que reconocía en ella eran su sencillez y su humildad. Además destacó otras características como la disciplina, el orden, el humanismo y su vocación por la música.

El expresidente de la República, Luis Guillermo Solís, la recuerda con mucho sentimiento, como una importante investigadora de la marimba y aseguró que “el legado de Inés trasciende su presencia física y su aporte a Costa Rica es imperecedero”.

Durante el gobierno de Solís Rivera la marimba fue declarado el instrumento musical nacional mediante la Ley 9419 y se estableció el 30 de noviembre para celebrarlo.

Otros músicos y amistades del mundo artístico se refieren a ella con profunda admiración, cariño y respeto. Jorge Retana, bajista estelar en La Cuadrilla, la consideraba su alma gemela por la cantidad de aspectos que tenían en común, incluido que compartían la fecha de nacimiento. Para este artista “el folclor nacional quedó diezmado con su pérdida”.

Como una amiga leal y dispuesta, siempre, la calificó Lilliana Steiner, quien agregó que la admiraba por su gran versatilidad para acoplarse a diversos ritmos y agrupaciones. Igual criterio manifestó su querido Maxito (Max Hernández), quien además resaltó la paciencia y energía que Inés transmitía y su enorme capacidad para mediar en los grupos en situaciones de conflicto.

Nechita y sus gustos

En gustos siempre fue muy definida: su color favorito era el negro y en lo deportivo le gustaba nadar, jugar tennis de mesa y fútbol. Muy creyente, tanto en Dios como en La Virgen y durante muchos años realizó La Romería a Cartago.

Era seguidora de Argentina (particularmente de Diego Armando Maradona y luego de Leonel Messi) y en el país, además de La Sele, era feliz con cualquier triunfo de Limón y Herediano, aunque irónicamente sus jugadores favoritos fueron dos saprissistas: Eva (Evaristo) Coronado y Hernán Medford.

Siempre admiró a la atleta rumana Nadia Comaneci, primera gimnasta en obtener la puntuación perfecta (10), en unos Juegos Olímpicos (Montreal, 1976) con apenas 14 años.

Es probable que en esa admiración descanse una anécdota familiar que explica cómo y por qué se le llegó a llamar «Nechita». En español, el nombre de la rumana suena como «Nadie como Nechi» y tanta fue la fascinación de Inesita por la gimnasta, que en casa se le bautizó «Nechi». Sin embargo, en el hogar Nechi sonó muy tosco y seco, de manera tal que, por cariño, mejor se le acuñó el «Nechita».

Entre sus músicos favoritos, en la composición estuvieron los grandes clásicos Mozart (Wolfgang Amadeus) y Beethoven (Ludwin van) y en el canto lírico, los cantantes Luciano Pavarotti y Andrea Bocelli.

En música popular, en su corazón indiscutiblemente estuvieron Mocedades (grupo bilbaíno, España, con cuyos integrantes compartió en el camerino de la Discoteca Leonardo´s, en Paseo Colón, en 1980), el cuarteto sueco Abba y las bandas rockeras The Rolling Stones y The Doors.

Aunque de Estados Unidos le atrajo el estilo desenfrenado de Cyndi Lauper y la melodía de The Carpenters, y de Inglaterra la voz de Rod Stewart, por mucho, Elvis Presley fue su locura y de Sudamérica la sedujo la música, la voz y el mensaje de la argentina Mercedes Sosa. Antes de partir hacia la eternidad, solía cantar “Hoy lo vi pasar”, de la española Rocío Durcal.

De los artistas nacionales, indiscutiblemente, Marfil y Gaviota fueron sus favoritos y solía repetir que admiraba muchísimo el talento de colegas del campo del folclor como su gran amigo, Freddito (Freddy) Calvo.

En un sentido más amplio, a Nechita siempre le llamó la atención el arte, la creatividad y el conocimiento, así fuera la pintura, la arquitectura o el dibujo, el cual también cultivó durante un tiempo. Cuando le confirmaban una gira, parte de su preparación era investigar acerca de la cultura y la historia del país o ciudad por visitar.

Los idiomas también le atrajeron y fue así como aprobó cursos de italiano, francés e inglés, aunque éste quizá era el que menos le gustara, pero entendía lo fundamental que resultaba en el mundo actual.

Tocó la puerta de la Municipalidad de Montes de Oca varias veces, pero la de Desamparados fue la primera que le permitió impartir un taller de marimba a niños. Finalmente, en el 2023, el cantón que había acogido a la familia que emigró de Limón, la contrató para que descubriera e iniciara talentos musicales entre sus más pequeños vecinos.

Un año después de la partida de Inés, el gremio del folclor la sigue extrañando y su familia no cesa de recibir homenajes y saludos de cariño que reconfortan, pero que también nos recuerdan que aunque la vida sigue, sin duda la vida no sigue igual en la casa sin “Nechita”.

En la familia preferimos pensar que pronto volverá de una gira y algún miembro de ella, hermano o sobrino, irá a recogerla al aeropuerto.

Semblanza elaborada por Danilo Chaves Cambronero. Revisión filológica, Ileana Chaves Cambronero.

Archivo fotográfico de Jorge Chaves Cambronero y Mario Chaves Valerín.

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