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    Las frases de la página principal están recopiladas en el texto Contra periodistas, del escritor y periodista Màrius Carol. Editorial edhasa.

    Costa Rica: ¿también Pura Vida para los ticos?

    ¿Estamos los ticos en la estrategia de “recuperación” del sector turístico en tiempos de pandemia?

    Esta es la pregunta que guía el presente reportaje. Primero repasaremos por qué el turismo es una industria clave en la economía costarricense y luego a partir de las entrevistas comentaremos acerca de la estrategia implementada para durante la reapertura o, como lo llaman en otras latitudes, desescalada.

    Durante la pandemia del COVID-19 se han suscitado anuncios que “incitan” a los costarricenses a salir a pasear por Costa Rica. Uno de ellos fue el lanzamiento de la campaña del ICT “Vamos a turistear”. El otro, el traslado de los feriados posteriores al 16 de julio del 2020 y hasta el 2024 a los lunes, como resultado: “fines de semana largos para que el tico vaya de paseo”. Ambas acciones fueron apoyadas por la Cámara Nacional de Turismo (Canatur) y tuvieron como meta apostar por el turismo local para reactivar/recuperar en forma parcial la industria turística.

    Las dos preguntas del millón son ¿Realmente está apostando la industria turística por los visitantes nacionales?, ¿Son asequibles las ofertas turísticas para el tico promedio, en otras palabras, las puede pagar? Antes de adentrarnos en la búsqueda de respuestas, es importante entender el contexto del mercado turístico durante la pandemia.

    ¿Por qué? Contrario a lo que sucede en otras industrias, la turística es una de las pocas en el país, sino la única, en la cual se han anunciado “acciones concretas” para mitigar los efectos de la pandemia. Sin duda, ello responde a su importancia relativa para la economía. Cifras del Banco Central de Costa Rica del 2016 revelan que el aporte del turismo al PIB fue 6,3% (8,2% considerando efectos indirectos) y según Canatur más de 600 mil personas emplea directa o indirectamente el sector.

    El sector estuvo, al menos, 4 meses en un momento llamado “temporada cero”, lo que implicó que sus ingresos fueron nulos. Hoy, aunque pueden recibir turistas nacionales y hasta internacionales, los niveles de ocupación siguen estando muy lejos de lo que inclusive se conoce como temporada baja. Lo que sí siguen asumiendo las empresas turísticas son costos como alquileres, el mantenimiento de sus instalaciones, gastos financieros, y la parte más preocupante, los salarios de sus trabajadores. A ello, hay que sumarle los protocolos sanitarios que deben cumplir para la reapertura de sus establecimientos.

    Esta situación ha llevado al sector a hacer un llamado vehemente a las autoridades nacionales en busca de capital de trabajo para mantenerse a flote. En palabras de Rubén Acón, presidente de Canatur: “Necesitamos un apoyo financiero que tome en cuenta que vamos a trabajar dos años con pérdidas, deberíamos no tener ni que amortizar al capital ni pagar intereses … Adicionalmente, el ICT sacó algunas opciones de ayudar pero son muy pequeñas, hay un programa de 25 millones de dólares para ayudarle a las pymes, pero si entendemos la magnitud del problema, nos damos cuenta que 25 millones es como una gota en el desierto…Nosotros hemos estimado que vamos a requerir para este periodo de 18 a 24 meses al menos 500 millones de dólares”.

    El panorama que afronta el turismo nacional no es ajeno al que se vive en otras economías. Un contexto de competencia aguerrida, donde las economías que logran “un buen manejo” de la pandemia, una mejor relación precio-calidad de su oferta, reinventar las campañas de mercadeo con base en las telecomunicaciones y atraer las aerolíneas serán las ganadoras (¡no parece una tarea sencilla ni de bajo costo!).

    La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) (organismo al que recientemente Costa Rica fue invitado a adherirse) mantiene un registro actualizado de la participación del sector y las medidas que se toman ante la crisis del COVID-19 dentro de las economías que la integran o están en proceso de adhesión. En este documento destacan economías como la de España e Islandia, donde el turismo aporta 11,8% y 8,6% del PIB, respectivamente.

    En el caso de España, el Gobierno lanzó un paquete de estímulo de 4 262 millones de euros para mejorar la competitividad del sector, sumado a 15 273 millones destinados a medidas de choque hasta junio del 2020, entre ellas exenciones tributarias, a la seguridad social y líneas de crédito.

    En general, las medidas impulsadas por este país mediterráneo dotan de capital de trabajo a las empresas y refuerzan su competitividad como destino turístico.

    Islandia, por su parte, en una primera fase del paquete de medidas para mitigar los efectos de la pandemia, anunció una inyección de capital de poco más de 46 millones de dólares.

    Este capital se destinará a tres acciones concretas: exenciones tributarias, una campaña publicitaria e incentivos al turismo local e internacional. De esta suma, el gobierno islandés destinó poco más de 10 millones de dólares para entregar cupones a gastar en turismo local a sus pobladores mayores de 18 años (según datos del Banco Mundial, hay aproximadamente 80 mil islandeses con más de 15 años).

    En el caso de Costa Rica, los actores del sector turístico incluidos el ICT y las cámaras empresariales, también desarrollaron un plan para “aliviar” los efectos de la pandemia.

    Este plan de momento deja más preguntas que respuestas. Entre ellas ¿Está el turismo local dentro de la fórmula de recuperación del sector? Si algo queda claro es que, en la configuración actual de la industria nacional, hay una alta concentración en el visitante internacional (según actores del sector, 85% de la demanda turística). Sumado a ello, los ingresos generados y potenciales de esta parte del mercado son muy superiores.

    Como indica Alberto López, gerente general del ICT, “estamos claros que es un turista diferente, el europeo se queda en promedio 18 noches, el estadounidense y el canadiense 9 noches, el turista nacional se queda entre 2,5 y 3 noches, lo que deriva en diferencias muy significativas en el gasto promedio”.

    Los datos de la campaña “Vamos a turistear” también ayudan a dar respuesta a esta pregunta. Según cifras del ICT, hay cerca de 400 establecimientos turísticos adscritos a la campaña, cifra que si la relativizamos con respecto a los 3741 comercios que conforman la oferta de hospedaje reportada por este mismo instituto, apenas representa 11,5%. Aunque se deben reconocer los esfuerzos realizados por el ICT, si nos basamos solo en los datos de la campaña, parece ser que la industria turística no está apostando –de nuevo- por visitante nacional.

    Bastante claro hasta aquí la importancia entonces de levantar el sector cuanto antes, por su propia salud y por la de la economía del país.

    Pero, en vista de la fortísima disputa de todos los destinos del mundo por el turista internacional, ¿por qué el tico no parece ser una “prioridad” para la recuperación del sector nacional?

    Como una posible respuesta a este menor énfasis en el turismo local, Rubén Acón, presidente de Canatur nos dice que “los ingresos esperados por el turismo nacional van a ser mucho menos de lo que usualmente eran, ese 15% se va a reducir aún más. De manera que, tenemos claro que es un nicho importante; eso lo tienen claro todos los países del mundo, pero, en otros países como México el turismo local era muy importante porcentualmente hablando 60-70%. Hay países que el turismo local le permite reactivarse, en Costa Rica no…Por eso mismo, insistimos en que se requiere apoyo financiero para empezar a abrir”.

    La pregunta de si el “tico promedio” puede costear la oferta turística nacional ha sido tema de debate mucho antes de la pandemia y se reavivó durante ella.

    Si nos quedamos con lo que sucede hoy, podríamos buscar respuestas en varias fuentes. Una de ella es el clamor del pueblo en las redes sociales. Cuando leemos los comentarios en torno a las medidas anunciadas, en resumen, la respuesta de los ticos es: si los hoteles no bajan los precios, por más que hagan fines de semana largos y haya unas cuantas promociones no vamos a poder salir a pasear.

    Si buscamos una explicación más técnica, basta con remitirnos a la última edición de la Encuesta de Ingresos y Gastos (ENIGH) del INEC.

    Datos de la ENIGH 2018-2019, indican que en promedio los costarricenses realizamos un gasto mensual de poco más de 40 mil colones en la categoría “Restaurantes y hoteles”. Quienes superan este promedio, los quintiles de ingresos IV y V, gastan alrededor de 50 mil y 90 mil colones, respectivamente. A juzgar por estos datos, groso modo, parecería que no es tan asequible para una persona costarricense promedio ir a turistear.

    Ilustrémoslo con el ejemplo sencillo de una familia tica con dos personas adultas y dos menores de 12 años que quieren ir de paseo un “fin de semana largo”. Esta familia debe rentar una habitación de un hotel o cabaña para cuatro personas que podría tener un costo aproximado de 80 mil colones por dos noches. A ello hay que sumarle el transporte que estimamos en 25 mil colones (pensemos en un tanque lleno de un automóvil estándar). Agreguémosle gastos de alimentación para tres días por 60 mil colones (claro, algo modesto hablando de “precios turísticos”). También debemos sumar algún gasto extraordinario por unos 20 mil colones. El caso nos da un total de 185 mil colones.

    Ahora, contrastemos los datos presentados de previo. Como se dice en economía, ceteris paribus (todo lo demás constante), un hogar promedio, tendría que acumular su gasto en el rubro “Restaurantes y hoteles” por casi cinco meses (ojo, sin poder comer fuera de su casa o comprar comida a domicilio ningún día en este periodo) y con ello obtener como resultado un paseo modesto no más de dos veces al año. Inclusive, los hogares del V quintil podrían hacer un viaje sencillo a la playa o montaña cada tres meses, igual, sin poder salir a comer a un restaurante durante este tiempo.

    En fin, no parece que, con las tarifas actuales de la oferta turística, los costarricenses seamos la respuesta a la reactivación del sector turismo. Pareciera entonces que el público meta prioritario de la industria turística costarricense es el visitante internacional, pues las ofertas existentes exceden el poder adquisitivo de los costarricenses.

    En palabras del Gerente General deI ICT, Alberto López, “la voluntad del empresario que sabe que su situación cambió, que debe ir poco a poco convenciendo al turista nacional, y la forma de convencerlos sabiendo que están lastimadas sus economías es precisamente mediante tarifas”.

    Ahora bien, ¿qué tanto vayan a cambiar las opciones para los costarricenses “turistiemos” más en Costa Rica? el tiempo nos los dirá …

    Entrevista

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