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    Las frases de la página principal están recopiladas en el texto Contra periodistas, del escritor y periodista Màrius Carol. Editorial edhasa.

    Nicaragua: A cuatro años de la explosión sociopolítica que parece nunca acabar

    • La nueva ola de represión ha dejado 355 fallecidos y más de 100.000 exiliados.
    • Feria organizada por la Red de Mujeres Pinoleras mostró réplica de celda donde están recluidos varios presos políticos.

    Este 18 de abril se cumplen cuatro años del inicio de la crisis sociopolítica en Nicaragua que ha dejado 355 fallecidos y más de 100.000 exiliados, de acuerdo con cifras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

    En ese contexto la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica informó, en marzo anterior, que de las 79.000 solicitudes de refugio que procesa, 76.000 corresponden a nicaragüenses.

    Efectivamente, hace cuatro años el régimen de Daniel Ortega inició una ola de represión en contra de estudiantes universitarios que se atrevieron a protestar por una reforma del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS).

    La reforma tenía por objeto aumentar las contribuciones de empresarios y trabajadores y poner a cotizar por primera vez a los jubilados para “garantizar la sostenibilidad financiera” del INSS, con un déficit de 75 millones de dólares.

    Esto provocó que el 18 de abril de 2018, cientos de personas se tiraran a las calles en distintos puntos de Managua. Los mayores disturbios se produjeron en la Universidad Centroamericana (UCA), donde agentes antimotines y miembros de las juventudes sandinistas agredieron a un grupo de estudiantes que se refugió en el campus.

    Al día siguiente hubo nuevas manifestaciones en la capital nicaragüense y en otras ciudades, incluida Masaya. En Managua, los estudiantes de la Universidad Nacional Agraria (UNA) y de la Universidad de Ingeniería (UNI) encabezaron las movilizaciones contra el Gobierno. Lamentablemente, ese día se registró la muerte de dos jóvenes y un policía, quienes se convirtieron en las primeras víctimas mortales del conflicto.

    Esto desató una vorágine de violencia cuyo resultado fueron 30 muertes más, en tan solo cuatro días desde el inicio de las hostilidades.

    Para el 22 de abril, Ortega tuvo que ceder a la presión, y decidió revocar la reforma del seguro social. “Queremos restablecer el orden. No podemos permitir que aquí se impongan el caos y saqueos, explicó en un mensaje a la nación transmitido por la televisión estatal.

    La tregua no duró mucho; el 12 de mayo nuevos enfrentamientos entre manifestantes y policía se produjeron en Masaya.

    La situación se agravó porque el 30 de mayo, con motivo del Día de la Madre en Nicaragua, las madres de las jóvenes víctimas de la represión gubernamental celebraron una marcha multitudinaria.

    La violencia volvió a ser protagonista; según testigos consultados por la prensa local se realizaron disparos desde el Estadio Nacional de Managua a los manifestantes que se dirigían a la UCA, punto de concentración. En otros puntos de la capital, como en la carretera que conduce a Masaya, se registran enfrentamientos de policías y hombres.  El saldo de la jornada fue de 19 muertos en todo el país.

    Tres meses después del inicio de las protestas, la cifra de muertes alcanzaba las 300 personas.

    Sé humano

    Precisamente, en el marco de la conmemoración de esta crisis, que alcanza cuatro años, la Red de Mujeres Pinoleras organizó este domingo una feria para recordar la rebelión de abril en su país y conmemorar a las más de 350 víctimas que dejó la masacre perpetrada por el régimen de Daniel Ortega en contra del pueblo nicaragüense en el 2018.

    Foto Armando Gómez.

    Como resultado de la ola represiva iniciada hace cuatro años, más de 170 personas fueron privadas de libertad y hoy se encuentran en situaciones inhumanas y de tortura en las cárceles de Nicaragua.

    Una de las principales novedades de la feria, realizada este domingo en el costado oeste de la Plaza de la Democracia y la Abolición del Ejército, fue que los asistentes pudieron ver una réplica de la celda de castigo de la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como El Chipote, donde han sido confinadas las personas presas políticas y sometidas a tratos degradantes.

    La celda fue realizada por la campaña Sé Humano de la exdiputada nicaraguense, Edipcia Dubón.

    La nicaragüense, Claudia Vargas, integrante de la Fundación Arias para La Paz y el Progreso Humano, explicó la importancia que tiene mostrar la celda en la cual se encuentran recluidos varios de los 179 presos políticos en su país y reconocidos por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

    Para registrar el ambiente interno de una celda de El Chipote, el colaborador de La Reacción y medios internacionales, Armando Gómez, permaneció durante 30 minutos con autorización especial de la exdiputada Dubón.

    La integrante de esa ONG, creada por el premio Nobel de la Paz 1987, Óscar Arias, señaló los retos que tienen los nicaragüenses, incluidos los exiliados, a cuatro años del inicio de las marchas en contra del presidente Daniel Ortega. Al mismo tiempo destacó puntos en común de ciertos líderes políticos con el gobernante ruso, Vladimir Putin.

    La réplica de la celda mide 2.60 por 2.30 metros. Sus paredes son de color verde y están manchadas de puntos rojos que simbolizan la sangre de los zancudos que los reos de conciencia aplastan.

    Dentro, hay dos camarotes de concreto, uno sobre otro con delgados colchones de esponja donde son obligados a dormir los privados de libertad padeciendo frío o calor extremos.

    Ahí mismo se observa un pequeño muro que separa el espacio que utilizan como baño y consiste en una pequeña pileta con un tubo por donde sale agua; y en el suelo un hoyo donde se ven obligados a hacer sus necesidades.

    Sé humano es una campaña de emergencia que busca salvar las vidas de las más de 170 personas presas políticas de Nicaragua.

    Su objetivo es contribuir a mejorar las condiciones carcelarias de las personas presas políticas de Nicaragua para evitar que mueran, a través de una campaña humanitaria nacional e internacional dirigida a apelar y presionar al régimen de Ortega para que respete sus derechos, según lo establecen los tratados internacionales.

    Los presos políticas en Nicaragua son 21 adultos mayores, 25 jóvenes, 14 mujeres y 164 hombres.

    Colaboró en esta información el periodista multimedia Armando Gómez.

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