¡Dígalo!: Libertad y referéndum
Por: Vanessa Calvo González.
Candidata a Doctora por la Universidad de Costa Rica con tesis Referéndum 2007: Lección de democracia directa.
Ex Candidata a la Vicepresidencia Partido Nuestro Pueblo.
La democracia costarricense, sólida y estable como la conocemos, contempla la potestad de legislar por dos vías, delegándola en la Asamblea Legislativa por medio del sufragio, como máxima expresión de la democracia representativa y ejerciendo su potestad de legislar mediante el referéndum, en pleno ejercicio de la democracia participativa, como bien lo indica la Constitución Política en los artículos 105, 124, 129 y 195.
Esta libertad y potestad de legislar es plena, y a pesar de contemplarse en nuestro sistema las dos formas indicadas, la excepción ha sido el referéndum, debido a los hábitos de los grupos de poder de preferir la democracia representativa, para así con sus tentáculos corromper las decisiones políticas y las políticas públicas.
Es decir, diversos grupos, han pretendido hacer creer a los costarricenses que hablar de instrumentos como el referéndum, es populismo, que confiar en la decisión del pueblo es descabellado, y algunos hasta han dicho que el pueblo es ignorante. Pero, un momento, si el pueblo es ignorante ¿Cómo llegaron algunos de esos críticos a ser diputados, esos que tanto defienden la democracia?
En esta contradicción, aquellos que se oponen al referéndum, se oponen a la libertad, se oponen a la decisión del pueblo soberano, haciéndonos creer que la democracia es una prisión, en la que dependemos de los representantes del pueblo, para que esta sea efectiva y eficiente.
Es así, como poco a poco nos obligan a ser esclavos de su concepción de libertad, que está definida por grupos que han secuestrado la agenda de desarrollo, la agenda país, logrando que desaparezca de pleno derecho la premisa de que el pueblo es el soberano.
En esta encrucijada de grupos de poder es que nos encontramos, donde la pérdida de libertad es evidente para la generalidad ayuna de reconocimiento y representatividad, que por estas carencias, vibra al calor de emociones electoreras, que concluyen en la entrega de la libertad al mejor postor.
Algunos hemos propuesto abandonar esa prisión de sometimiento voluntario a la esclavitud, para salir de la zona de confort de la democracia representativa, y tomar control de las decisiones importantes pendientes para el avance del país, a través del referéndum. Pero ya vemos, como con la estrategia del miedo, aquellos que alguna vez defendieron en las filas del Grupo del Sí al TLC, el referéndum del año 2007, hoy dicen que es populismo.
Esto demuestra, que su credibilidad es cuestionable y que sus intereses son un espejismo por medio del cual se pretende convencer que la democracia representativa o participativa puede aplicarse, solamente si les sirve a sus propósitos, y que la libertad solo cabe dentro de los parámetros que ellos disponen.
Por ello presentan el instrumento del referéndum como un caos, porque precisamente no encaja dentro de su concepto de libertad y democracia.
Que el pueblo delegue su potestad de legislar no es que pierde su potestad, entenderlo de esta forma refleja un hábito perverso, que debe eliminarse en estos tiempos desafiantes en los que se valoran instrumentos como el referéndum, que benefician la construcción conjunta de un país, sin dirección y sin liderazgo.
Es aquí y ahora, que con gallardía debemos empuñar nuestras armas democráticas sin contemplación, ni vergüenza y afirmar que en Costa Rica, el referéndum es libertad y que el soberano es El Pueblo.
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